viernes, 30 de junio de 2017

CONTRA LOS VANOS JUICIOS DE LOS HOMBRES – Por el Beato Tomás de Kempis.

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   Cristo. Hijo mío, apoya tu corazón firmemente en Dios sin temer los juicios de los hombres, cuando la conciencia te dé testimonio de tu virtud e inocencia.

   Sufrir esos juicios es cosa buena, y hasta una felicidad, y no será penoso para el corazón humilde que en Dios confía más que en sí. Muchos hablan tanto que poco se les debe creer.

   Por otra parte, no es posible agradar a todos.

   Aunque se esforzaba San Pablo por complacer a todos en el Señor, haciéndose todo para todos, no dejaban algunos de censurarlo, de lo cual, sin embargo, hacia él poquísimo caso.

   Hacía cuanto podía y estaba en su mano por edificar y salvar a su prójimo, sin poder impedir que lo censurasen a veces o lo despreciasen.Por eso encomendaba todo a Dios, que lo sabe todo, y con humildad y paciencia se defendía de las malas lenguas y de los juicios infundados y erróneos de gente que decía cuanto le daba gana.

   Sin embargo, a veces contestaba a sus críticos para que los débiles en la fe no se escandalizaran de su silencio.

   ¿Por qué temes a otro hombre mortal como tú? Hoy es, y mañana ya no aparece. Teme a Dios, y no te aterrarán los hombres.

   ¿Qué puede hacerte el otro con sus palabras e injurias? Más daño se hace así que a ti, y sea quien fuere, no podrá escapar de la justicia de Dios. Tú piensa en Dios, y no te pongas a altercar. Y si ahora pareces perder y sufrir confusión inmerecida, no te indignes por eso, ni hagas que tu recompensa sea menor por tu falta de paciencia; sino eleva tus ojos a mí, al cielo, pensando que tengo poder para librarte de toda injuria y confusión, y dar a cada cual según sus obras (cf. Mt 16, 27; Rom 2, 6).

Publicado en blog San Miguel Arcangel

martes, 20 de junio de 2017

“Honrar nuestra Bandera, tejiendo una Patria de hermanos”

La Pastoral Social de la arquidiócesis de Córdoba llamó a honrar la memoria del general Manuel Belgrano, creador de la Bandera Nacional, e invitó a renovar el compromiso de tejer, con palabras y actitudes, "una Patria de hermanos". 

"A pocos días de haber vivido en nuestra ciudad momentos difíciles, nos alienta que se puedan encontrar caminos para resolver los conflictos y llegar a acuerdos, procurando garantizar la paz social y el bien común. Debemos respetar los derechos de todos los ciudadanos y cumplir responsablemente con nuestras obligaciones tanto autoridades como ciudadanos", afirmó en un mensaje para la fecha. 

"Esta fecha, es una buena oportunidad para seguir reflexionando sobre algunos valores que nos engrandecen como argentinos y por lo tanto engrandecen nuestra Patria", sostuvo. 

La Pastoral Social cordobesa recordó que "sentarse a dialogar con sinceridad y transparencia no es un signo de debilidad, por el contrario, es un gesto audaz de quien desea buscar el bien común; atendiendo particularmente a los más postergados y sufrientes". 

"Es tarea ardua, pero muy beneficiosa para afianzar la democracia y respetar las instituciones, procurar resolver los conflictos, a través de un diálogo responsable y maduro,evitando la confrontación desmedida y la violencia", subrayó. 

"Favorecer la cultura del encuentro puede ser un buen aliciente y un certero camino que nos posibilite plantear las diferencias desde un verdadero espíritu constructivo, dejando de lado intereses mezquinos", agregó. 

Con renovado compromiso, la Pastoral Social de Córdoba alentó y pidió a gobernantes y legisladores, dirigentes sindicales y empresariales, que "hagan el mejor esfuerzo, en pos de la consecución de una mayor cultura del encuentro que nos posibiliten generar diálogos fecundos". 

"Es por eso que en el día de nuestra Bandera, renovamos nuestro compromiso: 'Queremos ser nación, cuya identidad sea la pasión por la verdad y el compromiso por el bien común' y para lograr dicho propósito; le pedimos a Dios Padre que nos conceda a todos: 'La sabiduría del diálogo y la esperanza que no defrauda'”, concluyó. 

sábado, 17 de junio de 2017

¿Hay necesidad absoluta de guardar la fe católica
en su integridad para salvarse?


Una encuesta elaborada por la Fundación SPES(*) entre jóvenes de cuarto año de colegios secundarios católicos da algunos resultados alarmantes: ¡más del 50% de estos jóvenes creen -por ejemplo- en la reencarnación, doctrina totalmente contraria a la fe católica. Supuestamente todos ellos han seguido las clases de catequesis, al menos durante los tres primeros cursos del colegio secundario, ¡y a pesar de esto no tienen la fe católica o ignoran sus verdades más fundamentales! Por eso es preciso recordarlo sin rodeos, oportuna e importunamente: para salvar el alma, es necesario guardar íntegramente la fe católica. Y por lo tanto conocerla. 
La fe es el tesoro más precioso 
¿Creer o no creer? Lo que está en juego no es poca cosa. Es la salvación misma del alma y el paraíso prometido que valen infinitamente más que todos los bienes de la tierra. Para conseguirlo, el hombre debería estar dispuesto mil veces a dejar todo lo demás e incluso a sacrificar la propia vida si fuera necesario. Eso nos enseña el Salvador Jesucristo con sus palabras y ejemplos. Pero, esta verdad principal es tan ignorada de la mayoría de nuestros contemporáneos, que ocurre exactamente lo contrario: todo bien es valorado y estimado por ellos por encima de la Fe, y a nadie le importa perder el alma con tal que pueda así procurarse algún pequeño beneficio o algún placer. Bástenos una sola cifra para demostrarlo: desde hace 40 años son más de 80 millones los católicos de América del Sur que abandonaron a la Iglesia para adherirse a alguna secta. Pero lo que es tal vez mucho peor es el estado de indiferencia e ignorancia religiosa de los católicos. ¿Saben todos ellos el terrible daño que se hacen y el peligro que corre su alma? 
Sin la fe es imposible agradar a Dios... 
Nos dice San Pablo (He. 11,6), haciéndose el eco de las graves palabras de Jesucristo: "El que creyere y fuere bautizado se salvará, el que no creyere se condenará" (Mc. 16,16). Y ¡ojo! que no se trata aquí de creer cualquier cosa sino únicamente lo que nos ha sido divinamente revelado y transmitido fielmente a través de los siglos por la Iglesia Católica. La fe no es un vago sentimiento como lo creen muchos hoy día. ¡No! La fe es una adhesión razonada de nuestra inteligencia a las verdades reveladas por Dios. Estas verdades no dependen del hombre y nadie las puede cambiar. Y para que la fe me sea útil y me lleve a la vida eterna, es preciso que crea, no "porque me gusta", sino porque sé que tales doctrinas han sido reveladas por Dios siendo confirmadas por sus admirables milagros y profecías, y que por lo tanto su verdad no admite la menor duda. 
Nuestra fe católica es el conocimiento más cierto y la más alta sabiduría 
Porque no se funda sobre pobres razonamientos humanos (¡cuántas veces nos equivocamos!) sino sobre la autoridad misma de Dios. Y allí no cabe el error, puesto que Dios no puede jamás ni equivocarse ni engañarnos. Y la fe es la más alta sabiduría porque enseña admirablemente al alma humilde y fiel a juzgar todas las cosas rectamente y a ordenar su vida según la sabiduría infinita de Dios. Cosa admirable: los pobres y los humildes son más sabios que los ricos y poderosos. El niño que conoce de veras su catecismo y ama a Dios, o la pobre viejita que reza devotamente su rosario, saben mucho y muchísimo más que el gran profesor ateo de la universidad o que el político impío. Porque estos humildes cristianos conocen lo único que importa realmente: que Dios existe y que dará su paraíso a los que le aman. El hombre bueno y creyente es sin duda mucho más feliz que un rey, porque Dios habita en su alma pura y santa, lo consuela en sus penas, y lo hará eternamente feliz en el Cielo. Por eso se llenaba de gozo Nuestro Señor exclamando: "Te doy gracias, Padre, Señor del Cielo y de la tierra, porque has escondido estas cosas a los sabios y a los prudentes, y las has revelado a los pequeños" (Mt. 11,25). 
¡No nos desanimemos! Confiemos en Cristo y El nos ayudará!
Muchos se desaniman hoy día y se enfrían en la fe por la infinitud de males y amarguras que ven en la sociedad y hasta en la misma Iglesia. Se olvidan de las admirables promesas del Salvador: Dios sigue siendo Dios y si acudimos a El de todo corazón, El nos ayudará. Recordemos a este propósito estas palabras tan consoladoras del evangelio de San Juan y de la Imitación de Cristo: "Quien me ama observa mis mandamientos; y yo lo amaré también, y me manifestaré a él, y lo haré sentar conmigo en el reino de mi Padre" (Juan 14, 24). "Señor Jesús, hágase según tu palabra y tu promesa: hazme digno de esta felicidad inmensa. He recibido, he recibido de tu mano la cruz: la llevaré, sí, la llevaré como lo has querido, hasta la muerte. Ciertamente la vida de un buen cristiano es una cruz, pero una cruz que lleva a la gloria... Vamos, hermanos, caminemos juntos: Jesús estará con nosotros... Será nuestro apoyo Aquel que es nuestro jefe y nuestro guía. He aquí que nuestro Rey camina delante de nosotros; combatirá por nosotros. Sigámoslo con valor; nada nos asuste; estemos dispuestos a morir generosamente en esta guerra, y no manchemos nuestra gloria con la vergüenza de haber huido de la cruz" (Imitación de Cristo, lib. 3, cap. 56). 
"Si amo a María estoy seguro de mi salvación" decía San Juan Berchmans. Amando a María, invocándola, procurando imitar sus virtudes, caminaremos seguros y conservaremos el tesoro precioso de la verdadera fe a pesar de todo el infierno. Ella es la estrella misteriosa que Dios nos ha dado para conducirnos hasta la cuna del Rey de los reyes y Salvador del mundo. Por eso ponemos este trabajo y los siguientes bajo la protección de esta Madre de inmensa ternura y poder para con nosotros sus hijos, la santísima Virgen María. Porque la fe es tan importante que sin ella no hay esperanza de salvación y gloria, y María santísima entre todas las mujeres mereció ser elevada a una gloria sin par, por haber tenido una fe más grande que cualquier otra creatura (cf. Luc. 1,42). 
¡Defender nuestra fe! 
Sin duda, querido lector, me podrá Ud. acusar de afirmar aquí muchas cosas sin demostración. ¿Quién me dice que Dios existe? ¿Quién me demostrará que Jesucristo es Dios? ¿Por qué debería creer que entre todas las iglesias cristianas hoy existentes, la verdadera es la Iglesia católica? ¿No es la devoción a María una especie de idolatría contraria a la Biblia? Estas cuestiones son de gran importancia y procuraremos contestarlas debidamente en las próximas ediciones de Panorama Católico Internacional. En ésta sólo quería poner en plena luz la importancia de un problema que no puede dejar a nadie indiferente, e invitarle a ayudarnos en esta magna empresa de defensa y difusión de nuestra santa fe católica.
¿Qué piensan los santos?
"Todo el que quiera salvarse, ante todo es menester que mantenga la fe católica; y el que no la guardare íntegra e inviolable, sin duda perecerá para siempre". (San Atanasio)
"Nunca hice como Pilatos que se negó a escuchar la verdad. Siempre he dicho a Dios: Oh Dios mío, sí que estoy dispuesta a escucharos; os suplico, contestadme cuando os digo humildemente: ¿Qué es la verdad? Haced que vea las cosas tal como son, que nada me deslumbre". (Santa Teresita)
"Vendrá tiempo en que los hombres no sufrirán la sana doctrina; antes, por el prurito de oír novedades, se amontonarán maestros conforme a sus pasiones y apartarán los oídos de la verdad para volverlos a las fábulas. Pero tú sé circunspecto en todo, soporta los trabajos, haz obra de evangelista..." (San Pablo, II Tim. 4,4)
Nuestra Señora del Laus
Hacia fines del siglo XVII y durante muchos años, la Santísima Virgen se apareció a una vidente llamada Benita. Grandes muchedumbres venían a rezar en este hermoso pueblito del Laus, cerca de Gap, en los alpes franceses, y Benita los llevaba a confesar sus pecados a los sacerdotes. A los pecadores obstinados, los convencía cantándoles sus pecados más secretos, según se los revelaba el Señor. Un día se presentaron diez protestantes y preguntaron a Benita si pensaba que podrían salvarse en su religión. "Lo dejo al juicio de Dios" contestó ella. La Virgen María se lo reprochó vivamente y le dijo que porque había tenido respeto humano, y porque no les había dicho la verdad, no la vería más durante un mes. Si hubiera contestado a los protestantes: "no", algunos tal vez se hubieran convertido, lo que no hicieron. ¡Cuántos pesares, cuántas lágrimas derramó Benita por haber cometido esta falta! No nos engañemos y no engañemos a los demás: es dogma de nuestra fe que fuera de la Iglesia católica no hay salvación.
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Fuente:
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Agradecemos este aporte a
Federico Dappiano

lunes, 5 de junio de 2017



"Ante todo, ¿quién, habiendo oído los nombres que se dan al Espíritu, no siente levantado su ánimo y no eleva su pensamiento hacia la naturaleza divina? Ya que es llamado Espíritu de Dios y Espíritu de verdad que procede del Padre; Espíritu firme, Espíritu generoso, Espíritu Santo son sus apelativos propios y peculiares.

"Hacia Él dirigen su mirada todos los que sienten necesidad de santificación; hacia Él tiende el deseo de todos los que llevan una vida virtuosa, y su soplo es para ellos a manera de riego que los ayuda en la consecución de su fin propio y natural.

"Él es fuente de santidad, luz para la inteligencia; Él da a todo ser racional como una luz para entender la verdad.

"Aunque inaccesible por naturaleza, se deja comprender por su bondad; con su acción lo llena todo, pero se comunica solamente a los que encuentra dignos, no ciertamente de manera idéntica ni con la misma plenitud, sino distribuyendo su energía según la proporción de la fe.

"Simple en su esencia y variado en sus dones, está íntegro en cada uno e íntegro en todas partes. Se reparte sin sufrir división, deja que participen de Él, pero él permanece íntegro, a semejanza del rayo solar cuyos beneficios llegan a quien disfrute de él como si fuera único, pero, mezclado con el aire, ilumina la tierra entera y el mar.

"Así el Espíritu Santo está presente en cada hombre capaz de recibirlo, como si sólo Él existiera y, no obstante, distribuye a todos gracia abundante y completa; todo disfrutan de Él en la medida en que lo requiere la naturaleza de la criatura, pero no en la proporción con que Él podría darse.

"Por él los corazones se elevan a lo alto, por su mano son conducidos los débiles, por Él los que caminan tras la virtud, llegan a la perfección. Es Él quien ilumina a los que se han purificado de sus culpas y al comunicarse a ellos los vuelve espirituales.

"Como los cuerpos limpios y transparentes se vuelven brillantes cuando reciben un rayo de sol y despiden de ellos mismos como una nueva luz, del mismo modo las almas portadoras del Espíritu Santo se vuelven plenamente espirituales y transmiten la gracia a los demás.

"De esta comunión con el Espíritu procede la presciencia de lo futuro, la penetración de los misterios, la comprensión de lo oculto, la distribución de los dones, la vida sobrenatural, el consorcio con los ángeles; de aquí proviene aquel gozo que nunca terminará, de aquí la permanencia en la vida divina, de aquí el ser semejantes a Dios, de aquí, finalmente lo más sublime que se puede desear: que el hombre llegue a ser como Dios (N. de la R.: al participar de la vida divina comunicada por medio de la gracia santificante) ."

Publicado en CATOLICIDAD

sábado, 3 de junio de 2017

SIGNO DE ESPERANZA EN SIRIA: CONSAGRAN LA CIUDAD DE ALEPO A LA VIRGEN DE FÁTIMA


  • ROMA, 15 May. 17 (ACI).- La ciudad de Alepo, liberada del control de los rebeldes y grupos yihadistas a fines del 2016, pero que aún sufre las consecuencias de la guerra civil en Siria, fue consagrada este 13 de mayo a la Virgen de Fátima, al conmemorarse los 100 años de esta apariciones marianas en Portugal.

    La Misa de consagración se realizó en la Catedral Latina de San Francisco de Asís, que también es conocida como la Iglesia Latina de los Franciscanos. 

    El sacrificio de la Misa tuvo lugar el mismo día de la canonización de los pastorcitos San Francisco Marto y Santa Jacinta Marto en el Santuario de Fátima.

    Según indicó la Catedral Latina de San Francisco de Asís a través de su página de Facebook, en la Misa de consagración estuvo presente una imagen de la Virgen de Fátima que fue enviada directamente desde el santuario en Portugal.

    Después de la misma, la imagen fue llevada en procesión por el barrio cristiano de al-Azizieh, que sufrió constantes ataques de los grupos rebeldes.

    A través de su Facebook, SOS Cristianos en Siria señaló que el templo estaba lleno de fieles y que varios estaban alegres y emocionados porque hacía muchos años que no se realizaba una procesión con la imagen de la Virgen de Fátima.

    “Demos gracias a Dios por este día de cielo que nos tocó vivir y encomendemos a los cristianos de Alepo a nuestra Santísima Madre. Que ella, Reina de la Paz, ya que dió al mundo al Príncipe de la Paz, nos conceda la tan anhelada paz para Medio Oriente y el mundo entero”, expresaron.
    La consagración de Alepo fue parte del programa de actividades organizadas por la Catedral Latina de San Francisco de Asís con ocasión del centenario de las apariciones de la Virgen en Fátima.

    La catedral indicó a través de su página de Facebook que las celebraciones comenzaron el día 11 con una oración comunitaria y una procesión con la imagen de la Virgen enviada desde Fátima.

    “Muchos de nosotros lloramos porque después de seis años podemos volver a organizar la procesión por las calles de Alepo sin miedo a los misiles. Con emoción acogemos a la Virgen de Fátima en Alepo y con la esperanza de que la Virgen María rogará por la paz para toda Siria”, expresaron.

    El 13 de octubre de 2016, en el cierre de la última peregrinación internacional del año en el Santuario de Fátima, el Obispo de Leiria-Fátima, Mons. Antonio Marto, bendijo una imagen que sería enviada a la “diócesis mártir” de Alepo.

    Actualmente en esta ciudad las condiciones de vida son muy duras porque escasean los alimentos, los medicamentos y aún no se han restaurado los servicios de electricidad y agua.


  • publicado en CATOLICIDAD

Homilía del Papa Francisco en la Santa Misa con la Bendición de los Palios para los nuevos Arzobispos Metropolitanos, en la Solemnidad ...