El Nuevo Orden Mundial y el Reino de Dios
Francisco Rodríguez Barragán
No hay que dejarse seducir por los engaños del Nuevo
Orden Mundial.
Desde
diversas instancias nos amenaza un Nuevo Orden Mundial (NOM) basado en la
ideología de género, los “nuevos derechos” o la agenda LGBT. Tanto la ONU y sus
diversos tinglados, conferencias, programas y objetivos a imponer a todo el
mundo, como la Unión Europea y hasta nuestras entidades autónomas, siguen
tratando de imponer y educar a las nuevas generaciones en una sexualidad
malsana, incluido el aborto o el cambio de sexo, persiguiendo y reprimiendo a
cualquiera que ose mostrar su rechazo a tales cosas.
Cada
vez que los hombres, creyéndose autosuficientes, han decidido organizar el
mundo, no han dejado de traernos desgracias. Pensemos en la Revolución Francesa
y las Guerras Napoleónicas para instaurar por las bravas los principios
Revolucionarios. Los resultados fueron muertos y desastres, luego llegaron a
pactos y componendas pero ¿sirvió todo aquello a los que cayeron? La mano
invisible del Liberalismo ¿consiguió un mundo sin pobres, sin mendigos? La
dictadura del Proletariado ¿no se convirtió en el espanto del Gulag?
Para
ordenar el mundo los vencedores se repartieron África. Para hacer un mundo de
superhombres los nazis asesinaron a millones de personas y Mao hizo la larga
marcha y Pol-Pot -y tantos otros- mataron y sometieron a millones de hombres.
Para ordenar el mundo los americanos dejaron en manos de Stalin muchos pueblos
que fueron salvajemente tratados…
Ahora
quieren embaucarnos con otro Nuevo Orden Mundial, ¡cuidado con sus mentiras! No
sobran personas en el mundo, ni es seguro que haya un calentamiento global, ni
podemos cambiar la realidad de los sexos a voluntad, ni la globalización es
ninguna panacea para resolver los problemas del mundo.
Hoy cuando escribo, es para los cristianos la fiesta
de Cristo Rey del Universo, pero del que no hacemos ningún caso a pesar de que
todo lo que existe es obra de sus manos. La maravilla del cosmos no es el
resultado de una mera casualidad, de una gran explosión, sino de una
inteligencia poderosa y creadora a quien llamamos Dios y nuestra vida, la de
cada uno de nosotros, está en sus manos y no se acaba con la muerte. Si todo
acabara con la muerte ¿a qué tanto esfuerzo?
Pero
las viejas palabras de Satanás siguen llegando a nuestros oídos: seréis como
dioses, conocedores del bien y del mal. Nos dijo: sois libres, y en realidad
hemos resultado ¡esclavos de tantas cosas!
Los
cristianos confesamos que el Reinado de Cristo es un reino de verdad y de vida,
de santidad y de gracia, de justicia, de amor y de paz. Este Reino está al
alcance de nuestras manos si buscamos honestamente la verdad y respetamos la
vida desde la concepción hasta la muerte natural. La santidad y la gracia nos
la ofrece a raudales desde la Cruz Jesucristo, solo hace falta que la recibamos
con las manos abiertas, pues si las tenemos ocupadas en aferrar las cosas que pasan,
los bienes de este mundo, será imposible.
La
justicia, el amor y la paz son las grandes realidades que nos ofrece el Reino
de Dios. ¿Quién se decide a buscar la justicia sin desfallecer? ¿Quién se
apunta a construir un mundo más humano, más fraterno, donde todo dolor sea
compartido, donde cada cual sienta como propias las dolencias del hermano?
Frente
a tanto embuste, tanta quimera, el reinado de Cristo puede llegar hasta
nosotros, basta con que abramos nuestro corazón a la esperanza.
Francisco Rodríguez Barragán
21
de noviembre de 2016
Festividad
de Cristo Rey
[Francisco Rodríguez Barragán nació en Granada el año
1938, está casado y tiene cinco hijos. Es Licenciado en Geografía, Historia y
Derecho. Actualmente es miembro del Movimiento Familiar Cristiano. Publica la
columna de opinión «Ver, juzgar y actuar» todos los miércoles en SIGLO XXI].
Fuente: Diario
Digital Siglo XXI
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